La vuelta que pesa menos
Volver de vacaciones a veces pesa más que la maleta de ida. Ane me lo contaba en la consulta:
—“Siento que el reloj me persigue”.
Llevaba una libreta llena de pendientes para “ponerse al día”. Entonces le propuse un juego: imaginar que al regresar solo podía traer en su mochila tres cosas nuevas de las vacaciones, para aplicarlas en la rutina.
Al principio escribió: “prisa”, “culpa” y “perfección”. Nos reímos.
—“Esas no viajan”, le dije. Y lo intentamos otra vez:
1. Un ritmo → dos pausas de dos minutos al día para respirar y sentir los pies en el suelo.
2. Una intención → repetir antes de abrir el correo: “Hoy priorizo lo importante y trato lo urgente sin perderme”.
3. Un gesto → dejar lista la mesa por la noche con agua, libreta y el primer paso del día.
A la semana, Ane volvió y me dijo:
—“No he hecho todo, pero no me he perdido”.
Y esa es la clave: no se trata de regresar como si nada, sino de volver trayendo contigo lo que realmente importa.
Si todo parece demasiado grande, hazlo pequeño: una tarea corta, una conversación clara, una pausa sincera. La vuelta pesa menos cuando dejamos fuera la prisa, la culpa y la perfección.
Si quieres, escribe tus tres cosas para esta semana: que sean nuevas, concretas y amables contigo. El resto puede esperar.
Trabajo con ansiedad, estrés y hábitos desde una psicología cercana y práctica. En Durango y también online. Si necesitas un plan sencillo para tu vuelta, estoy aquí para acompañarte.