La rotonda de las mañanas (vuelta al cole y carga mental)

Cada mañana entraba en la misma rotonda: mochilas, almuerzos, horarios, mensajes del grupo. Daba vueltas y vueltas sin encontrar la salida. “Tengo que ir más rápido”, pensaba, y solo mareaba más.

Un día, un operario colocaba un cartel nuevo: Flechas claras, una por carril. “Si todos señalan lo mismo, salimos antes”, dijo. Paró el coche mental y reorganizó su rotonda: una lista visible, un horario único pegado a la nevera, dos recordatorios automáticos y, sobre todo, menos perfección en los almuerzos.

La semana siguiente no fue perfecta, pero ya no dio diez vueltas para la misma salida. Descubrió que la carga mental no se reduce corriendo, sino acordando señales y quitando decoración innecesaria del carril.

Moraleja: menos vueltas, más señales compartidas. La rotonda se cruza mejor con mapa sencillo.