La maleta de las conversaciones (Navidad sin saturarte)
Antes de cada cena, metía en su maleta mental todos los temas posibles: explicaciones, defensas, chistes. Llegaba pesada y salía agotada. Un día decidió viajar ligero: eligió dos temas que sí le apetecía compartir y un límite amable si alguien cruzaba líneas. Descubrió que no hace falta llevar respuestas para todo: basta con llevarte a ti.
Moraleja: no necesitas prepararte para todas las conversaciones; elige las tuyas y pon límite al resto.